Liderando de verdad

Para lograr que el planeta no se sobrecaliente más de 1,5 grados, el objetivo de carbono neutralidad debe alcanzarse antes del 2050
Gonzalo Muñoz

En el tan reconocido y valorado Acuerdo de París, el componente que más tardó en definirse fue el objetivo de largo plazo. La carbono neutralidad, de la cual hoy en día hablamos con bastante normalidad, hace tan sólo cinco años fue algo tan difícil de consensuar, que quedó establecido como un objetivo a alcanzar en la segunda mitad del siglo. Pero poco tiempo después, los científicos del mundo nos advirtieron que para lograr que el planeta no se sobrecaliente más de 1,5 grados, el objetivo de carbono neutralidad debe alcanzarse antes del 2050, y no “en la segunda mitad del siglo”. Desde ese momento, el 2051 pasó a ser demasiado tarde. Esto lo supimos recién en octubre de 2018, hace poco más de dos años. Y, por lo tanto, a partir de ese momento empezamos a tomarnos en serio el que hay que actuar en esa dirección. El objetivo quedó trazado, y el mensaje a la comunidad global fue que aceleremos el tranco, incluso respecto de lo planificado a partir de la firma del acuerdo.

Lo que pasó a ser evidente a partir de los primeros meses del 2019 era que se necesitaría de uno o más líderes para mostrar el camino. Tal como dice la definición, el liderazgo es “aquel conjunto de habilidades que permiten influir en la forma de ser o actuar de las personas o en un grupo determinado, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo hacia el logro de sus metas y objetivos”. Y cuando se mira la comunidad empresarial global, quienes tienen esas habilidades son las Empresas B, representando diversas industrias, tamaños y regiones, pero con el compromiso común de redefinir el sentido de éxito en la economía, poniendo a las personas y al planeta como sujetos claves de impacto positivo. Fue justamente por eso que en la comunidad global de Empresas B decidimos que nuestra meta de carbono neutralidad la fijaríamos al 2030; 20 años antes de lo que pide la ciencia. De esa forma manifestamos nuestro compromiso con los ODS y con esta década decisiva; pusimos sentido de urgencia; demostramos que mucho de lo que se debe lograr se consigue poniendo primero la voluntad de lograrlo; demostramos un compromiso absoluto con el objetivo, casi haciéndonos cargo de aquellos que lleguen tarde y se pasen del 2050 en su carbono neutralidad. Nos dispusimos a liderar con el ejemplo, con convicción y con sentido estratégico.

Y como era de esperarse, rápidamente logramos el deseable impacto secundario de inspirar a otros para que nos sigan. Actualmente hay en el mundo cerca de 1.600 empresas comprometidas formalmente a la carbono neutralidad como máximo al 2050 a través de la campaña Race To Zero de las Naciones Unidas. Entre ellas están casi todas las más grandes empresas globales. De esas 1.600, poco más de la mitad son Empresas B con el compromiso al 2030. En esta carrera hacia las cero emisiones, las Empresas B marcaron la pauta, se pusieron en la punta del grupo, y han logrado tirar del carro para que cada día se sumen más y más empresas, así como nuevas iniciativas, algunas de ellas con compromisos al 2040, buscando replicar el acto de liderazgo de quienes al igual como se está requiriendo con la vacuna, se ponen a sí mismos para ayudar a revertir una crisis que nos afecta a todos y por ende en la cual todos debiéramos estar involucrados en las acciones para resolverla.

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