Arturo Irarrázaval es publicista, ingeniero comercial y piloto de helicópteros. Desde muy pequeño estuvo vinculado a las marcas y productos deportivos. Siempre soñó con tener la propia, pero que tuviera un sentido social diferenciador. “Desde los 8 años que yo estaba metido en esto. Tenía un padrastro que veía este tipo de marcas y yo, en vez de ir a hacer las tareas a mi casa, me pasaba a la oficina de mi padrastro. Me quedaba pegado haciendo muestras, arreglando productos, servicio técnico. Cualquier cosa con tal de no ir a hacer las tareas”, asegura Arturo.

Comenzó a investigar para poder crear esa marca deportiva que siempre soñó, hasta que dio con la motivación perfecta, una visión que le hizo sentido. “Me di cuenta que la delincuencia era lejos lo más grande. Lo que se viene arrastrando hace más tiempo, lo que está en todos los países y lo que existe desde el inicio de la humanidad”.

Así nació Coa, empresa social que busca entregar oportunidades a personas privadas de libertad y a jóvenes de centros del ex Sename, fabricando productos relacionados con el surf y otros deportes. “Quería crear algo que validara que la gente que está en la cárcel puede hacer productos de alta calidad. Entregarles un trabajo y oportunidades y que eso se retribuyera, además, a toda la sociedad”, nos cuenta Arturo. 

En un convenio con gendarmería se dedicó a instalar talleres y a capacitar a personas privadas de libertad en distintas cárceles de Santiago y la Región de Valparaíso para la fabricación de diferentes productos como tablas de surf, poleras, trajes y fundas, entre otros. 

Asegura que empezaron en la Cárcel de Mujeres de San Joaquín, para luego seguir en la Pólvora en Valparaíso y también en Colina I y II, donde instalaron una imprenta para hacer carteles, avisos y poleras. 

“Hace poco estuvimos trabajando en el centro ex Sename de Calera de Tango. Ahí hicimos la última colección de poleras que se vendió en tiendas París y que salieron de un taller de arte y muralismo que hicimos junto a los jóvenes”, dice Arturo. 

Quería crear algo que validara que la gente que está en la cárcel puede hacer productos de alta calidad, entregarles un trabajo y oportunidades

Arturo Irarrázaval, creador de Coa

Más que una marca

El nombre Coa está inspirado en la jerga que nació en las cárceles, pero que todos los Chilenos hemos incorporado a nuestro día a día. “Como publicista pensé que la mejor publicidad es la de boca a boca y yo quiero estar en la boca de todos. Por eso la marca se llama Coa, que nació después de muchos años de investigación y muchas marcas entre medio”, nos cuenta Arturo.

Pero esta empresa social, no sólo se queda en la oportunidad de trabajo y reinserción para personas privadas de libertad. Parte de las utilidades son usadas para realizar talleres y actividades deportivas y culturales para jóvenes en riesgo social. Desde una escuela de Surf en Puertecillo, Región de O’Higgins hasta talleres de música, muralismo, skate, bicicleta, snowboard, entre otros deportes, forman parte de estas actividades. 

Según datos entregados por Gendarmería de Chile, quienes participan de estos talleres reducen la reincidencia de los delitos en un 20% y cada persona reinsertada beneficia a la sociedad en 37, 7 millones de pesos.

“Es muy gratificante, porque te das cuenta que el problema que hay en la sociedad no es un problema tan grave. Es gente que quiere oportunidades y es cosa de darles la mano y te van a responder muy bien. Veo la motivación, quizás no en todos los jóvenes, pero en la gran mayoría veo unas ganas tremendas de hacer cosas”, dice Arturo.