Colmenas Urbanas:

La iniciativa que educa sobre equilibrio ecológico cuidando a las abejas

Felipe Bastías y Carlo Paoletto son dos amigos que motivados por crear conciencia sobre la importancia de cuidar a las abejas crearon Colmenas Urbanas, un proyecto de conservación ecológica que busca educar y capacitar sobre protección y conservación las llamadas abejas de la miel (Apis Mellifera) en zonas urbanas de forma respetuosa, ecológica y en armonía con el medio ambiente. 

Uno de los objetivos de esta iniciativa es educar a las personas sobre la importancia de los actos y conductas individuales para proteger el medio ambiente y la necesidad de redefinir el modelo de construcción de ciudad para que sea amigable con todas las especies que habitan. Así, realizan talleres y capacitaciones, regalan semillas de flores que alimentan a las abejas y ofrecen productos sustentables a base de miel entre otras actividades. 

Conversamos con Felipe Bastías, uno de los creadores de Colmenas Urbanas, quién nos contó detalles y desafíos de este interesante proyecto. 

¿Qué es Colmenas Urbanas? 

Colmenas urbanas es un proyecto de conservación ecológica que busca proteger una especie a la Apis Mellifera, que es la abeja que produce miel y que está en peligro de extinción a lo largo de  todo el planeta, en todos los continentes. Queremos ser una institución que proteja esta especie a través de la educación y la generación de contenido educativo en relación a las abejas. Esto, desde la formación de apicultores y apicultoras, pero en el contexto urbano. 

Buscamos insertar la naturaleza en el centro del desarrollo urbano. La idea es que cuando se emplace un asentamiento humano se  priorice lo que existía, antes de cambiar todo y sacar los paños de uso de suelo, las especies nativas, etc. Con la intención de que los ecosistemas que viven en este espacios se prolonguen. No limitar y montar la naturaleza desde el paisajismo, sino que montar naturaleza que intencione que los ecosistemas continúen desarrollándose y los polinizadores no tengan que migrar a otras partes.

A través de la conducta individual, se puede preservar a las abejas y no necesariamente tienes que ser un apicultor o apicultora para cuidarlas

Felipe Bastías, fundador de Colmenas Urbanas.

¿Cuál es el propósito de Colmenas Urbanas?

Principalmente es generar conciencia en la ciudadanía y la comunidad, tratando de abarcar la mayor cantidad de espacios de uso cotidiano. Queremos que  Colmenas Urbanas pueda estar en todos esos espacios y no solamente o exclusivamente en la enseñanza de la apicultura. Tratamos de abarcar la mayor cantidad de capas de la sociedad a la que podamos llegar a través de nuestra red. Intentar respuestas desde otras  perspectivas para solucionar problemas desde la sostenibilidad.

Nuestro propósito es que cada uno, independiente si es de forma individual o de forma colectiva o agrupado en su trabajo o en sus familias, generen acciones de medio ambiente en su vida cotidiana.  Que se incorpore el concepto de sustentabilidad en las bases de sus actividades diarias, ya sea a nivel grupal, colectivo o el espacio que le toque desarrollarse a cada una de las personas. 

¿Cuál es el impacto que tiene una iniciativa como la que ustedes han llevado adelante?

El impacto tiene que ver con una mirada más global de los distintos fenómenos y no solamente de lo que hacemos como la crianza y protección de las abejas. Debemos entender que todos los fenómenos que suceden en la realidad pasan por distintos escenarios y ninguno a su vez está desvinculado del otro, es una mirada global. Lo que sucede con la desaparición de las abejas – que están en peligro de extinción por distintos motivos – no es lo único que queremos atacar, sino que también integramos los fenómenos de la naturaleza, el climatológico, la contaminación y la construcción de la ciudad.

El impacto que buscamos es que la mirada de quienes reciben nuestro relato o mensaje, entiendan que es global y no específicamente trabajar cuidando a las abejas. Pasa por todas las conductas que desarrollamos en el día a día, en la cotidianidad. Las duchas largas, el consumo excesivo de alimentos que vienen con plásticos, la cantidad profunda de huella de carbono que va dejando uno según la forma en que vivimos.

¿Qué tan preocupante es la situación de las abejas hoy en día? 

Se estima que aproximadamente el 60% de la población de abejas ha desaparecido en los últimos 20 años. Se ha producido una gran mortandad a nivel mundial de la abeja, sin embargo no tiene que ver con esa tasa. El gran problema de las interpretaciones reactivas es que no se ha hablado de la tasa de ausencia de apicultores y apicultoras en el mundo. 

Lo que termina sucediendo es que empieza a desaparecer el oficio de la apicultura. No es solamente que las abejas estén muriendo por los pesticidas, por la desorientación por las antenas de celular o por los traslados,  sino que el oficio como tal ya no es atractivo para las personas que son de tradición o de familia de apicultores. 

Se está levantando una alerta a nivel mundial sobre la importancia de la abeja y su desaparición y por eso hay gente que se está interesando. Es un proceso lento y largo, no es que aprendas con un manual. Es casi como aprender a tocar un instrumento. Requiere de mucha dedicación y por eso los que empiezan, terminan rápidamente. 

¿Cómo puede involucrarse la sociedad civil en la preservación de la Apis Mellifera?

La sociedad civil se puede integrar a través de diversas acciones, conductas y formas de entender el fenómeno. Tenemos una línea de semillas orgánicas que regalamos, no las comercializamos. Son melíferas y poliníferas y son la base de la alimentación de la abeja y el néctar que producen. Todos podemos participar en este ciclo, germinando esta especie y regando esta planta, porque le vas a dar alimento a distintos polinizadores y no específicamente a la abeja de la miel.

 La sociedad civil se puede integrar en la concepción de proteger el medio ambiente de forma autónoma e individual. Esa es la primera base. Luego pasamos a la segunda capa que sería la interacción directa con la familia o el núcleo y luego en los contextos laborales y después ya se despliega a toda la sociedad.

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